19/1/11

Travesía


Miras el largo y enmarañado camino y una sorisa se dibuja en tu rostro, satisfacción. Sabes que al final de la larga travesía hallarás aquello que siempre has deseado. Manos invisibles crecen como ramas en los extremos, se infiltran en tu cuerpo, te desgarran por dentro. Intentas huír, levantas polvo de la tierra árida sobre la que pisas, se seca tu garganta, quieres gritar, sacar de esemedo la desesperación, pero las palabras se aferran a tu pecho. Bajo el brillo de la luna descubres un río color plata (efecto de la luna o de la ansiedad y el delirio) agua envenenada lo compone, pero tú lo ignoras, sin tener conciencia de ello lo bebes y continúas. Este camino en realidad son varios, es un laberinto, del que estás a punto de salir. Cuando derrepente una mano agita tu hombro, te vuelve a las cuatro paredes blancas enceguecedoras que son tu único mundo. "Otro viaje por los laberintos de la imaginación inservible" piensas, pero en realidad este fue distinto, en este alcanzaste a beber el veneno que te llevara al final de el camino donde hallarás aquello que siempre has deseado.