7/8/10

Sin principio ni fin

Una historia que nadie sabe donde empieza, pero es mejor así, sin inicio. Una persona en un cuarto, sentada frente a un espejo, con un sucio y desgastado trapo borra una sonrisa en iguales condiciones, sonrisa que se la pinta todos los días, para salir al mundo, y con las risas de los otros (todos los que lo rodean). llorar sus tristezas. Llorar tristezas con alegrías ajenas, qué ser tan extraño... Ahora se quita la pintura, se desprende de esa máscara.

Sus recuerdos no van más allá de carpas multicolores, animales enjaulados y gente riendo hasta las lágrimas, mientras él se siente hormiga a la que en cada despertar el dedo de un malvado niño empieza a perseguir para matarla.

Pero, la noche ha llegado, el niño duerme, ya no lo perseguirá más por este día, ahora el mundo duerme y la noche a él le pertenece. Ha borrado por completo la falsa sonrisa de su rostro, en el espejo lo único que se ve es a un hombre viejo, malhumorado, con algunas arrugas que demuestran que por él el tiempo ya ha pasado, o quiza que él ya paso por el tiempo, eso en realidad no importa. Sus ojos ven a alguien desagastado, una real sonrisa irónica se dibuja en su rostro.
Se pone de pie, toma su caqueta que alguna vez fue café, se la pone cubriendose hasta el cuello y sale a caminar por la madrugada que con su aire frío congela sus recuerdos vacíos hasta que amanezca...

1 comentario:

  1. Las apariencias engañan, distraen de la realidad absorbente, ligeras sombras que nublan esencias dispersas..

    Gran blog..

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