27/3/12

Brindis


Alzó la mirada al viejo y empolvado santo que desde la cabezara de su cama lo observaba, cualquier tipo de emoción resultaba vanal en ese momento, en el estado en que se encontraba su vida ni la risa ni el llanto cabían para demostrar lo fatídico y satírico que había resultado el destino. Sabía que ninguna plegaria de las aprendidas después de tantos años de catecismo ayudarían.

Se pone de pie. Camina


En las ventanas una oscuridad atemporal a causa del clima de marzo (truenos, relampagos, constantes gotas de agua sobre vidrios, paredes y techos). Al interior, en una pequeña mesa, media copa de vino. Un hombre sale de la habitación más próxima, hace una especie de brindis con un interlocutor invisible y su copa inexistente, bebe hasta la última gota de vino y después de unos segundos cae al suelo.... Nadie sabrá de la enfermedad terminal que le fue detectada.

2 comentarios:

  1. una historia muy a tu estilo, agradable, capata la atención esde el comienzo... un buen microcuento.

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  2. Me ha gustado mucho....el destino nos juega malas pasadas y como tu dices en esos momentos ni la risa ni el llanto sirven para nada. Él se adelantó al destino, quizás fué una forma de vencerlo.....
    un saludo

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