16/8/10

Y nada...


…Y la pequeña niña se acercó a la flor,

percibió su aroma y sin darse cuenta la abrazó,

en ese instante numerosas espinas se clavaron contra sus manos,

contra su pecho. Y cómo quien siente una carga eléctrica,

tuvo que soltarla enseguida.

Ahora sabe que nada más le está permitido,

solo puede llenar sus pulmones con aquel indescriptible

esencia para poder continuar…

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