15/5/10

Ausencia


No tengo miedo, voy a contarte la historia. Recuerdo su mirada,las lágrimas no se habían secado de sus bellos ojos, recordaba a su hijo.

Era como un ruiseñor, eso decía, volaba libre por el mundo, iba conociendo nuevos universos, algunos iguales otros distintos, era feliz, una estela de tranquilidad y misterio dejaba por donde pasaba ¿Has conocido alguna vez alguien así?. Fue de los mejores seres que pude conocer, es cierto ya no está, una rosa cargada de muerte atravesó su vida.

El problema fue la gente que no pudo comprender lo que decía aquel ruiseñor, él, solo entregaba alegría a los demás, quería que los demás sean libres como él, pero, los cazadores de libertades lo perseguían, disparaban rosas cargadas de espinas, uno de estos dardos lo alcanzó, llegó directo a su pecho. La espina no había llegado aún al corazón del ruiseñor, pero lo sentía, estaba muriendo, y él solo pensaba en música. Ahora su madre lo recuerda con música.

Se cuanto amas las rosas rojas, pero, desde ese día no hay una sola rosa roja en mi jardín.

1 comentario:

  1. repitiendo el mensaje porque se borró... super genial, la manera de escribir tan melancólica y de muerte pero tan dulce, es como un velo que cae y aunque te va a matar es sutil, muy bien, de veras super, me encantó, a lo menos ahorita, esta como de fábula, como si subieras a una corniza alto muy alto y de allí vieras como una proyección en el horizonte de este escrito...lindo lindo, exacto

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